Murallas de Gijón

Localización: Principado de Asturias, España.
Extensión: 850m.
Fecha:  S.III-IV d.C

De tipo tardorromano, las murallas de Gigia (Gijón), situadas en el actual barrio de Cimadevilla, fueron construidas mucho después del asentamiento total de Roma en Hispania. Ya construidas las termas, el foro y otros elementos arquitectónicos típicamente romano, se comenzó a finales del S.III d.C a la construcción de unas murallas que no solo permitiesen afianzar el poderío de Roma en la zona, si no que además permitieron defenderse (temporalmente) de las invasiones bárbaras que sufriría el Imperio Romano de Occidente décadas posteriores. El perímetro que rodea la "civitas" era de 16 hectáreas aproximadamente, aunque se duda en su extensión exacta, que varía de los 850m a 1km.

Situada en el actual Barrio de Cimadevilla, las murallas romanas de Gijón se hallaba flanqueada por torres semicirculares, ligeramente peraltadas, de cuatro o cinco metros de diámetro, situadas a intervalos de unos dieciocho metros. El espesor del muro es de cuatro con sesenta metros en todo el perímetro, excepto en la parte que bordea las termas donde se reduce a tres metros. La técnica constructiva se ajusta al modelo de doble paramento de sillares de arenisca o sillarejos de caliza y arenisca, con relleno de opus caementicium. Todas estas características técnicas nos permiten relacionar a la fortaleza gijonesa con las murallas de Lugo, León y Astorga, formando parte del programa de fortificaciones bajoimperiales aplicado en Hispania.

 Dentro del conjunto constructivo destacan los restos de la puerta principal, única entrada localizada hasta la fecha. Dicha puerta estaba formada por dos torres cuadrangulares de cinco con cuarenta metros de lado, separadas por un intervalo de siete con cincuenta metros. Los restos de la cimentación y del alzado permiten suponer la existencia de una entrada de doble arco.

 La muralla romana se mantuvo en pie hasta 1395 en la que la ciudad fue asediada e incendiada a causa de las luchas entre Enrique III de Trastámara y el conde Alfonso Enríquez. Sin embargo, en la actualidad quedan lo restos de dicha puerta principal, formada por dos torres cuadrangulares y parte de los alzados más cercanos a la entrada en el frente sur de la fortificación. También se pueden contemplar vestigios en el acceso este al Cerro de Santa Catalina, en la sala de audiovisuales del museo de sitio de las Termas Romanas de Campo Valdés, en el restaurante La Casona y en el Archivo Municipal.