Murallas de Lucca (Italia)
Localización: Lucca, Toscana, Italia.
Extensión: 4,2km.
Fecha: ss II-XVIII.
Existen muchas ciudades en Italia con recinto de murallas, pero pocas las que como Lucca pueden presumir de cuatro recintos que la defienden y de las que se conservan, todavìa hoy, tantas partes intactas.
La primera se remonta al tiempo de los romanos y tenìa forma cuadrangular, presumiblemente alta unos ocho y nueve metros, se extendìa a lo largo de las actuales vìas de la Rosa, del Angelo Custode, Mordini, de Gli Asili, San Giorgio, Galli Tassi, San Domenico, de la Cittadella y avenida Garibaldi. Construida con grandes bloques de piedra caliza, es de la que obviamente queda una parte menar, aunque se puede ver todavìa un trozo en el interior de la iglesia de Santa Marìa de la Rosa.
Cuatro eran las puertas que se abrìan en ella: la del norte, llamada después de San Frediano, desde la que se accedìa a la Clodia y a la Cassia en direcciòn a Parma; la del este, llamada de San Gervasio en tiempo posterior, con las vìas para Florencia y Roma; la del sur, llamada después de San Pedro, desde la que se tomaba el camino para Pisa; y la del oeste, bautizada de nuevo como de San Donato, que conducìa a Luni.
El segundo recinto es el medieval y su construcciòn durò desde el siglo XII hasta el siglo XIII. La ciudad se ampliò asì hacia el noreste y fue necesario proteger los nuevas zonas habitadas (la de San Frediano, de San Pietro Somaldi, de Santa Marfa Forisportam) con nuevos baluartes.
Construido con piedras escuadradas, tenìa cuatro puertas, de las que solamente se conservan dos para testimoniar su existencia: la de los Borghi y la de los Santos Gervasio y Protasio.
Como las otras dos, estaban provistas de puente levadizo que permitìa pasar por el foso exterior. Tenìan a sus lados dos torres laterales. En el interior de este recinto, pocos años después, por voluntad de Castruccio Castracani y con un proyecto de Giotto, se realizò una posterior defensa, la Augusta, que comprendìa al menos un cuarto del territorio ciudadano comprendido entre los dos lados de las murallas.
El tercer recinto de murallas se remonta en cambio al siglo XVI. Fue realizado con torreones que delimitaron una parte del territorio hacia el lado noreste, mientras que al sur y al oeste la construcciòn se limitò sòlo a grandes torreones circulares a lo largo de las viejas fortificaciones.
Finalmente el cuarto recinto, el que todavìa hoy sorprende a los visitantes por su majestuosidad. Su construcciòn se prolongò por màs de un siglo de trabajos, y se comprende el porqué al pensar por ejemplo a la increìble extensiòn de este espléndido "cinturon": 4200 metros. Pero a parte de la extensiòn de la obra, es necesario considerar también que a lo largo de la "carrera" alrededor de la ciudad, el cuarto recinto tenìa once baluartes, doce cortinas (con largas hileras de plantas) y foso externo con su respectivo terraplén y medias lunas. Por tanto, una obra colosal, para la que incluso los ciudadanos ofrecieron sus contribuciones privadamente que a menudo consistan en decenas de carros de piedras.
Detràs de las troneras de los baluartes, se hallaba la artillerìa: 126 cañones que estuvieron en el mismo lugar hasta la llegada de los austrìacos, en el año 1799, que se los llevaron. Ademàs de baluarte defensivo eran lugar de asilo y avituallamiento: de hecho, en los locales subterràneos, bajo bòvedas de ladrillos, se conservaban las municiones y cuanto podìa servir para resistir a un ataque incluso prolongado.
En su origen tenta tres puertas: de San Donato, de San Pietro y de Santa Marìa. La cuarta, Puerta Elisa, la hizo abrir la hermana de Napoleòn en el año 1804 sobre el lado oriental de la ciudad. Otras dos, finalmente, Puerta San Jacopo y Puerta Santa Anna, se abrieron en época màs reciente.
Lo màs singular es que la grande y majestuosa fortificaciòn, en realidad nunca sirviò para defender la ciudad de los ataques enemigos. Fue muy ùtil en cambio en el año 1812 cuando un aluviòn habrìa podido destruir Lucca que, sin embargo, fue salvada gracias a su presencia. EI rìo Serchio, de hecho, se desbordò, inundando los campos de los alrededores pero la ciudad, cerrando herméticamente sus muros, consiguiò quedarse al seguro.
Un detalle curioso fue el hecho de que Elisa Bonaparte Baciocchi, cuando tuvo noticia del aluviòn, intentò entrar en la ciudad y para poder hacerlo tuvo que ser izada por encima de las murallas con una grùa.
Su aspecto actual es, sobre todo, agradable a los ojos: parques, jardines, un paseo memorable, hacen de las murallas algo irrepetible e inigualable.
Fuentes: http://www.luccaonline.it/ // Magrini, Graziano. "The Walls of Lucca". Scientific Itineraries of Tuscany. Museo Galileo. // DONADIO, Rachel. "A Walled City in Tuscany Clings to Its Ancient Menu". March 12, 2009. New York Times.
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